viernes, 25 de marzo de 2011

El día que 30597 comenzó a encoger, amaneció como un día cualquiera en La Sociedad. Ninguno de quienes trabajaban con él en La Sucursal reparó en su decrecimiento y, cuando finalmente desapareció, el Líder sentó a 27649 en su silla vacía. Y nadie notó la diferencia.

7 comentarios:

  1. Y aunque no queramos darnos cuenta somos números (no ya letras) y los números pierden el sentido a cada instante. Es duro admitir que no somos más que la nada, que podemos irnos, morir, suicidarnos, y que nada ocurra, que nada cambie en los sermones. Porque no somos imprescindibles, no somos especiales, somos la suma de unas cifras indescifrables condenadas a morir divididas en un mundo infernal que no tenemos el gusto de conocer (quizá porque no sabemos ni siquiera si existe).

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  2. Eso es la contraportada de tu cuento, ¿no? Porque si no habrás vuelto a tirar a la basura una buena idea por tu maldita gandulería.

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  3. En realidad el micromicrorrelato vale porque nace cuando dejas de leerlo. Vila-Matas dixit.

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  4. Dejando en un aparte holgazanerías varías (escribir teclas cansa), pienso que La Sociedad, La Sucursal y El Líder, dan a la historia una especie de régimen de ciencia ficción totalitario (lo que imagino buscaba el autor) pero, precisamente por eso, porque andamos en un mundo de ciencia ficción, quitan a lo del progresivo encogimiento del protagonista importancia y gravedad. Es decir, que lo de encoger hubiera sido mucho más impactante si el autor lo hubiera enmarcado dentro de una vida cotidiana y real. Y como los demás seguirían sin darse cuenta de que mengua, no haría falta el colocarle numericos en lugar de nombres para darnos cuenta de esa despersonalización de la sociedad que, pienso, quiere reflejar el autor en este micr... lo que sea esto.

    ala.

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  5. Razón tendrías, peeeero lo de encoger es una excusa para que el tío desaparezca, que, creo, es lo que quiere el autor. Además, es una metáfora, como otra cualquiera, de pérdida de identidad individual, de ahí lo de los números. Es principalmente una excusa para poder cambiarlo por otro, amén de la ya mencionada metáfora. Por eso no es tan importante el hecho físico de encoger. De hecho, no es nada importante.

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  6. Ah, claro, colega Huxley, tiene que ser eso, una metáfora... era tan sutil que ni me había dado cuenta (como si me hubieras hablado de hilos de oro refiriéndote a cabellos rubios, o sea, en la puta vida...).

    Por cierto, Huxley, ya vale de escribir siempre la misma novela, ¿no? Que "Un mundo feliz" moló pero, tío, no canses tanto, que YA SABEMOS QUE NO TENEMOS PERSONALIDAD por culpa de la sociedad. De hecho, desde que la palmaste todo el que no sabe sobre qué escribir escribe sobre éso. Qué cosas, ¿eh?

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  7. Impresionante! Buen micro relato. Saludos

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