domingo, 7 de agosto de 2011

El eco del mundo resuena en la esfera sin agujas del reloj, y el corazón se me pudre
encima de la mesa. Yo lo muerdo,
lo zarandeo,
me abalanzo sobre él con las dentelladas de un perro hambriento.

Pero no lo mato.

El muy cabrón me palpita su putrefacción en las entrañas.

2 comentarios:

  1. uy Javierrrrr

    esto es lo mejor que te leí...

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  2. Mi corazón también palpita... Se quedó en Italia; Italia me dice.

    Un saludo grande, nos vemos en la música.

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