Cuando, arrancados tus ojos y enfrentados
para verse (¡por fin!) el uno al otro,
vean a ese cobarde en paz que tanto odias,
no trates de escribir.
¿Ves? es imposible.
Cuando sólo quede el eco de lo externo
donde antes vomitaba el corazón.
para verse (¡por fin!) el uno al otro,
vean a ese cobarde en paz que tanto odias,
no trates de escribir.
¿Ves? es imposible.
Cuando sólo quede el eco de lo externo
donde antes vomitaba el corazón.
ayyy
ResponderEliminarno sé
no sé decirte nada